EL
MUNDO
22 julio
2019
El
equilibrio de la microbiota intestinal alarga la vida
Laura Tardón
Un estudio liderado por científicos
españoles analiza la relación entre un microbioma
sano y mayor longevidad y descubre que la bacteria 'Akkermansia
muciniphila' aumenta la esperanza de vida.
Bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que
conviven en nuestro intestino tienen voz y voto no sólo en la aparición de
enfermedades como la diabetes y la obesidad, también en la esperanza de vida.
Un estudio pionero con apellido español demuestra que las alteraciones de la microbiota intestinal contribuyen al envejecimiento
acelerado.
"Identificamos varias clases de proteobacterias
asociadas", explica Carlos López-Otín, uno de
los líderes del trabajo que acaba de publicar la revista Nature
Medicine. La bacteria más destacada: la Akkermansia muciniphila. Así como en recientes estudios ha demostrado
un efecto positivo en la respuesta a inmunoterapia de pacientes con cáncer,
ahora se postula como clave en el incremento de los años de vida.
Tras el análisis de la microbiota
de centenarios españoles, "observamos un aumento de bacterias beneficiosas
como Akkermansia muciniphila".
Precisamente este microorganismo aparecía en una proporción más reducida en las
muestras examinadas de los ratones con progeria, una
rara enfermedad que provoca un envejecimiento acelerado durante la infancia y
conduce a la muerte prematura de los pacientes. Le ocurre a una de cada cuatro
millones de personas. Sammy Basso es la cara más
visible de esta realidad.
El equipo de científicos de la Universidad de Oviedo estudió
también la microbiota de cinco pacientes con progeria. Se ha demostrado que los ratones y los pacientes
afectados presentan un desequilibrio de la microbiota
intestinal (disbiosis intestinal) y el objetivo era
identificar las alteraciones causantes y "analizar si las bacterias cuyos
niveles estaban alterados ejercían un papel beneficioso o perjudicial",
argumenta López-Otín.
Reconocida la bacteria Akkermansia
muciniphila, el grupo de investigadores puso en
marcha dos vías de tratamiento en los ratones enfermos: el trasplante fecal de
sus semejantes sanos y la terapia con la bacteria probiótica
Akkermansia muciniphila.
Así se consiguió extender sus vidas. Como explica la primera firmante del
trabajo, Clea Bárcena,
"el reemplazo de la microbiota endógena de los
ratones con progeria por microbiota
proveniente de ratones sanos mejoró diversos parámetros metabólicos, además de
alargar la esperanza de vida; en cambio, los ratones sanos que recibieron un
trasplante con microbiota de ratones con progeria mostraron alteraciones metabólicas como aumento de
peso y de los niveles de glucosa en sangre".
En definitiva, este trabajo demuestra que el desequilibrio
intestinal podría solventarse con un trasplante de microbiota
y establecerse como futura terapia de afecciones relacionadas con el
envejecimiento. Esta técnica ha sido claramente exitosa para las infecciones
recurrentes con Clostridium difficile
(una bateria que causa diarrea) existen múltiples
ensayos clínicos para otras enfermedades (colon irritable o la enfermedad de Crohn), pero todavía existen muchos aspectos que deben ser
resueltos antes de extender este tipo de tratamientos a otras enfermedades.
"Hay que ser muy prudentes para evitar banalizar los trasplantes fecales,
lo cual puede llevar a situaciones fatales. Por ello, dadas las dificultades y
riesgos derivados de administrar tratamientos basados en flora intestinal
completa, será de gran interés definir qué organismos concretos es conveniente
administrar en cada caso", aclara uno de los principales autores de la
investigación.
Estrategias anti-envejecimiento
Con las conclusiones de este estudio español sobre la mesa,
ahora toca definir con mayor precisión las alteraciones de la microbiota más relevantes en el proceso de envejecimiento
con técnicas de mayor resolución y, como explica López-Otín,
"también será importante explorar los mecanismos moleculares responsables
de los efectos beneficiosos o perjudiciales causados por los microorganismos
identificados".
El objetivo: tratar de diseñar estrategias anti-envejecimiento y anti-progeria basadas en combinaciones de probióticos o de
determinados componentes moleculares derivados de estos microorganismos.
El científico español reconocido en todo el mundo lleva los
últimos 20 años de su carrera profesional trabajando sobre el envejecimiento,
el normal y el patológico. Precisamente en el año 2013, cuando estaba
preparando un trabajo acerca de las claves de la longevidad (The Hallmarks of
Aging), empezó a plantearse el estudio del microbioma. A medida que cumplimos años, argumenta López-Otín, "se produce una pérdida de la homeostasis
celular y una degeneración de los tejidos, lo que genera una alteración del
ambiente que lleva a una disbiosis que va a favorecer
el envejecimiento".
Dados los sólidos resultados encontrados en ratones,
"posiblemente en el futuro podamos mejorar e incluso curar las
alteraciones en la microbiota con trasplantes
personalizados de ciertas bacterias", puntualiza el investigador español.
Sin embargo, hacen falta más estudios para confirmar los efectos en humanos. De
momento, "la mejor forma de mantener una microbiota
sana es con una vida y alimentación sana, con un consumo adecuado de verduras,
legumbres y frutas; evitar el consumo de tóxicos como el alcohol, el tabaco y
las drogas; tomar fármacos y antibióticos únicamente cuando es necesario y ha
sido prescrito por un médico, permanecer lo más posible en armonía y equilibrio
emocional...
En cuanto a la ingesta de probióticos, puntualiza López-Otín, "no siempre son beneficiosos. Puede ocurrir que
la población de bacterias probióticas crezca
demasiado, provocando un segundo desequilibrio en la simbiosis de la microbiota. Como con todo, el uso de los probióticos debe ser
racional y personalizado para cada caso".